Siempre dije que la vida es un recipiente lleno deesferas que intentan hacerse lugar entre los pocos espacios vacíos. Así es comocada uno de nosotros tenemos un objetivo y un propósito, a veces demasiadomarcado. Una razón por la cual queremos defender nuestro lugar en este inmensojarrón.
En mi caso, creo que si aún sigo aquí no es porquetenga fuerza de voluntad, sino que lo único que me ata a estas tierrasson las palabras; aquellas palabras que suelen darme esperanzas para poderseguir caminando tranquilamente; aquellas palabras que fueron para mí como unconfesionario en el que yo podía desahogarme y soltar mis penas al aire.
Si bien todo en mi vida suele tornarse demasiadoconfuso, en mi infancia aún era más imposible para mí poder descubrir cualeseran las cosas malas de la vida: sólo sufría de a ratos sin darme cuenta de lo queme pasaba. Para ser sincero, era un pobre niño que sonreía demasiado y pensaba muy poco. Humildemente, ya comenzaba aderrochar algo de inteligencia aunque aún no sabía como utilizarla.
Podría decirse que ya desde el momento en que nací eraun gordito simpático. Unos años más tarde, en la adolescencia, seguíantratándome de la misma manera, mas no es esta una historia que deba relatarahora. Decía entonces que al nacer era un muchachito un poco más grande que de locomún. Hasta el momento era hijo único, por lo que recibíabastante atención por parte de mis padres. Aunque el hecho de que poco tiempodespués haya nacido mi hermano no me dio muchas oportunidades para disfrutar.
El pequeño Damián era alguien muy diferente al que renacería unos años después. Tal vezpuedan encontrarse algunas cosas en común entre estos dos seres que formanparte de una misma persona; pero el análisis psicológico de mi vida no es temade este texo. Es fácil de imaginar que los recuerdos míos de cuando era bebéson muy pocos. Todoestá perdido en mi cabeza, como un sueño que formó parte de alguna nochelluviosa y del que sólo quedan pequeños retazos.
Igualmente, aunque aquellos días giran por mi mentecomo recuerdos borrosos, puedo afirmar que por aquel entonces ya comenzaba aformarse dentro de mí (sin que yo me diese cuenta, por supuesto) el joven que,años después, empezaría a gestar cambios importantes en mi vida. Algún que otroacto que comenzaba a darle forma, lentamente, al individuo que terminaría dehacerse presente recién unos años más tarde.